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1.2 LA CIUDAD EXPRESIVA
Resultaría interesante ver la comunicación como un todo en tanto la entendamos a partir
de la necesidad de expresión del hombre. Cada gesto, palabra o movimiento demuestra
de forma directa o indirecta ideas propias; intrínsecamente expresión. El ser humano a lo
largo de su desarrollo y evolución goza de numerosos sentidos que le han permitido
percibir, sentir y vivir su entorno, hechos particulares que lo conmueven, creando
sentimientos y generando posiciones ideológicas determinadas sobre hechos particulares
de la vida, los cuales son transmitidos de diferentes maneras; mecánica que se desarrolla
en términos de comunicación, información e interacción.
El hombre entre sus muchas habilidades, capacidades y características goza de la libertad
de percepción y al haberse desarrollado y evolucionado colectivamente, en sociedad, está
expuesto a todo tipo de relaciones tanto físicas como psicológicas que determinan en él
un pensamiento, una personalidad que lo definirá ideológicamente. La necesidad de
expresión debe nacer de estas ideas sembradas en el individuo durante su desarrollo en la
sociedad.
Un habitante de New York, México, o Bogotá piensa diferente con respecto a los
ciudadanos de otras ciudades y viceversa, gracias a las situaciones creadas por el mismo
contexto económico, social y cultural. La atmosfera y el ambiente que engendra cada uno
de los habitantes produce espacios únicos, no por su locación geográfica, sino por la carga
informativa que estás ciudades llevan consigo.
A largo de mi vida en Bogotá, puedo identificar esas necesidades de expresión en
diferentes rincones de la ciudad, he podido observar como el deseo de dibujar se hace
realidad en las paredes más imperceptibles, hasta un músico tocando el violín junto al
chillido de los frenos de los buses en una acera peatonal, con el fin de que sus transeúntes
le colaboraren económicamente. La ciudad deja de ser solo nuestro hogar para
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